El primer tren de Feve que entró en la estación provisional de Sanz Crespo, en medio de una gran expectación, lo hizo a las 12.24 horas. Se trataba de una unidad de la serie 2700, con motor diésel de última generación, conducida por Manuel Barrio, uno de los maquinistas más veteranos de la compañía. El tren procedía de Oviedo-Trubia y llevaba cuatro pasajeros. El primero en poner pie en los nuevos andenes fue Avelino García Huergo, que había tomado el tren en Noreña para, tras realizar transbordo en Gijón, continuar viaje hacia Avilés, un trayecto que realiza de forma habitual desde hace algo más de un mes. «Estuvimos parados un rato poco antes de llegar a la estación», indicó García, quien aseguró que «la entrada en la nueva estación fue perfecta, muy suave». Eso sí, reconoce uno de los problemas que han revelado varios usuarios, como es su lejanía del centro de la ciudad: «La estación me parece bien, pero el problema será cómo llegar al centro».
Este fue el primer convoy en aparecer por la nueva playa de vías de la estación provisional. Aunque el primer tren estaba previsto para las 6.22 horas, no lo pudo hacer hasta seis horas más tarde. Fue necesaria toda la noche y buena parte de la mañana para que el personal contratado por Gijón al Norte pudiera conectar los raíles de las diferentes líneas que parten de la ciudad con la nueva estación, para dejar así expeditas las vías que continúan hacia El Humedal e iniciar su desmontaje.
Los usuarios que se acercaron a la estación provisional a primera hora de la mañana se mostraron sorprendidos por la ausencia de trenes y, en su lugar, se encontraron con varios autobuses de la empresa Hortal que cubrieron los servicios. Muchas personas, incluso, sacaban sus billetes en los cajeros automáticos de la estación, aunque el personal de Feve les prestaba cumplida información. La empresa ferroviaria informó de que esos transbordos en autobús se realizaron desde Gijón hasta las estaciones de Sotiello, Noreña y Veriña, dependiendo de las líneas.
Cientos de curiosos
Los operarios de Feve se afanaron durante la noche en la instalación de los tornos de acceso a los andenes, las máquinas autoventa de billetes y las oficinas. De todas formas, aún habrá que esperar hasta marzo para que se produzca el traslado de Renfe, así como de los comercios que se instalen en las distintas dependencias habilitadas en el nuevo edificio. Eso no fue óbice para que muchos curiosos -muchos de ellos jubilados de la empresa- se acercaran en la mañana de ayer para conocer las nuevas instalaciones. También se pudo observar a un buen número de gijoneses contemplando las evoluciones de los convoyes desde el paso peatonal que une la avenida de Portugal con el parque de Moreda.
En el hall de entrada de la estación se confundían curiosos y usuarios. Alguno de los primeros en tomar el tren fue Daniel Huerta, quien se mostró encantado con la nueva estación, ya que «me queda mucho más cerca de casa, ya que vivo en la zona de los Institutos. Voy a Aboño, a trabajar en la cementera y puedo venir caminando, aunque a la mayoría de la gente le viene peor aquí».
Eso mismo consideraba Encarna García, que vive en Álvarez Garaya y ha pasado de tener la estación al lado de casa a tener que hacer un buen desplazamiento: «Es importante que funcione bien el servicio de autobús, porque, si no, será mejor coger el Alsa o el coche. Esta mañana, al llegar a El Humedal, no nos supieron explicar cómo funcionan las lanzaderas». También ve otro problema, como es que «dejaron los andenes más estrechos y como haya una aglomeración, podemos acabar en las vías».
Melchor Prendes tampoco está contento con la nueva ubicación y está convencido de que «antes era muy cómodo. Ahora, hay que salir un cuarto de hora antes para coger el autobús y sacarlos billetes».
11,4 millones de euros
No vieron tan negras las cosas otros usuarios. Pilar Moro considera que «la obra está muy bien hecha, aunque hay que reconocer que la otra estación era más céntrica». Mercedes Garrido, que hace el viaje a Llaranes todos los domingos, opina, incluso, que «esta estación me parece mejor, más cómoda que la otra. Además, afuera están esperando los autobuses que te dejan en el centro de la ciudad. Estoy contenta con la obra».
La estación provisional fue construida en once meses y medio y ha costado un total de 11,4 millones de euros, incluido el IVA, 1,3 millones menos del presupuesto base de licitación. La obra fue adjudicada por Gijón al Norte a la unión temporal de empresas (UTE) formada por Vías y Construcciones, S. A., y Ceyd, S. A., que ganó un concurso al que concurrieron 36 empresas.
La infraestructura cuenta con una plataforma para seis vías, (tres de ancho métrico para Feve y otras tres de ancho ibérico para Renfe). El edificio cuenta con dos plantas y una superficie construida de 2.248 metros cuadrados para viajeros e instalaciones técnicas. Una de las peculiaridades de esta estación provisional es que será reutilizable, es decir, una vez que cumpla su función tras la construcción de la futura estación intermodal -dentro de unos cinco años-, podrá ser desmontada y trasladados sus elementos a otra ciudad en la que sea necesario.
Esta obra ha llevado otras asociadas y que corrió por cuenta de la UTE formada por Contratas Iglesias y Comsa, que consistieron en actuaciones en los apeaderos de La Calzada y Tremañes para todas las labores de mantenimiento, limpieza y estacionamiento de trenes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario