domingo, 26 de febrero de 2012

"No tenía frenos pero me ordenaron: seguí, seguí, seguí", dice maquinista argentino

Las declaraciones del conductor del tren que chocó el miércoles en la estación Once hacen crecer la indignación ante las negligencias que rodearon el accidente ferroviario.


Antonio Córdoba, el conductor del tren con ocho vagones procedente de la localidad bonaerense de Moreno que chocó el miércoles pasado contra un andén de la estación Once, una de las tres más importantes de Buenos Aires, en plena hora punta matinal, causando 51 muertos y 703 heridos, aseguró a la Justicia argentina que él advirtió a tiempo sobre los desperfectos del convoy pero sus superiores no le hicieron caso, según informó hoy la prensa capitalina.
"En cada estación le avisaba por la radio al controlador de tráfico que tenía problemas en los frenos. Del otro lado me respondían: 'Seguí, seguí, seguí'", afirmó el maquinista, de 28 años, casado y aguardando su primer hijo.
El trabajador ferroviario pasó 36 horas ingresado en una unidad de cuidados intensivos, recuperándose de las heridas que sufrió en ambas piernas, y el viernes pudo declarar ante el juez federal Claudio Bonadio, que investiga lo ocurrido en el expreso de la muerte.
También confió Córdoba que en la anteúltima estación, Caballito, el mecanismo de freno ya había fallado parcialmente. Por eso el convoy se pasó unos metros del límite de detención, al extremo del andén, y debió echar marcha atrás para el descenso y ascenso de viajeros.
Al llegar el tren a la estación terminal, cargando dos mil pasajeros, el maquinista intentó frenar dos veces con el procedimiento de rutina y luego aplicó el freno de emergencia, pero los mecanismos no funcionaron, con lo cual la formación embistió los parachoques.
Córdoba se marchó a su casa después de declarar, pero fue imputado por el juez del delito de "estrago culposo", es decir sin intencionalidad, pero que es un delito para el que se prevé una pena de seis meses a tres años de prisión.
Córdoba declaró ante el juez que investiga los hechos que intentó frenar dos veces y que luego utilizó el freno de emergencia, pero los mecanismos no funcionaron. El fiscal, Federico Delgado, se opuso a que quedara en libertad con el argumento de una posible obstrucción a la investigación, tales como sufrir presiones de sus superiores.
El relato del chofer de la locomotora, si resulta confirmado por las pruebas periciales, descarta la hipótesis del error humano y abona la del "fallo técnico". Ello acrecentaría las responsabilidades penales de la compañía concesionaria Trenes de Buenos Aires (TBA) y de los funcionarios del Ministerio de Infraestructura encargados de controlarla.
El fiscal Delgado pidió al juez una investigación exhaustiva sobre el uso de los millonarios subsidios estatales recibidos por TBA. El ex secretario kirchnerista de Transportes, Ricardo Jaime, está imputado de haber recibido dádivas de TBA y enriquecimiento ilícito.
El dolor por el accidente ha dejado paso a la indignación por la negligencia política, los errores en las tareas de rescate y la precariedad del transporte, en especial tras conocerse que pudo haber fallos en los frenos del tren.
"Bronca", "conmoción", "furia" y "dolor" son las palabras que dominan los titulares de las portadas de los principales periódicos de Argentina, donde se multiplican los análisis de las causas que llevaron a esta tragedia que ha sacudido al país y arrecian las críticas por la falta de controles y las denuncias de los trabajadores ferroviarios por el mal estado de las formaciones.
"Tengo que viajar hoy, pero no voy a tomar el tren. Tengo miedo", se lamentaba hoy un pasajero que, conmocionado, desistió de abordar una formación en la estación de Once. "El tren es un transporte de ganado, así es como nos tratan", se quejó otra pasajera, también en Once, que anoche fue escenario de violentos incidentes tras confirmarse el hallazgo, dos días después del accidente, del cuerpo de la víctima número 51 dentro del tren siniestrado.
Enfurecidos por las deficiencias en las tareas de rescate y en búsqueda de las víctimas de la tragedia, un grupo de jóvenes rompió vidrieras de locales de la estación, quemó cestos de basura y se enfrentó a la Policía, que dispersó la protesta con gases lacrimógenos.
En tanto, en las redes sociales continúa la fiebre de menciones sobre la tragedia, con comentarios de indignación por lo sucedido y reclamos para que las autoridades den explicaciones.
Muchos de esos reclamos se dirigen a la presidenta Cristina Fernández, quien expresó sus condolencias a través de su portavoz y decretó dos días de duelo nacional pero no ha aparecido en público desde el accidente.
Fernández optó por viajar a su residencia de Calafate, en el sur, para descansar durante el fin de semana y recordar, en privado, que su fallecido esposo, el expresidente Néstor Kirchner, habría cumplido hoy 62 años.
El gobierno ha resuelto presentarse como querellante en la causa judicial abierta por el siniestro y crecen los rumores sobre una posible intervención a la empresa TBA, concesionaria del servicio ferroviario de cercanías que parte de Once y que recibe millonarios subsidios por parte del Estado.
Las críticas también se centran en el operativo de emergencia organizado tras el accidente, con demoras en la entrega de información a los familiares sobre el destino de los heridos y la identificación de los cadáveres. Esa situación derivó en un angustioso deambular de familiares por hospitales y morgues en búsqueda de pasajeros desaparecidos.
De hecho, aún se desconoce el paradero de Alberto José Ojeda, que figura en la nómina de heridos pero no ha sido localizado por su familia en los hospitales. "Yo tengo la confirmación de que su nombre estaba en la lista de personas internadas", dijo Bernardo, hermano de Alberto, en declaraciones a la televisión local.
En tanto, familiares de las víctimas del incendio en 2004 de la discoteca República de Cromañón, a pocos metros de la estación de Once, accedieron hoy a abrir la calle donde habían creado un "santuario" en memoria de los 194 fallecidos tras comprender que el cierre complicó las tareas de evacuación de los heridos del tren siniestrado.

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