Las prácticas reales se realizan en un tren de alta velocidad, sin pasajeros, que cubre el recorrido entre Monforte, Ourense y Vigo, porque es la única línea electrificada de Galicia.
La compañía Renfe apura la formación de los maquinistas de transporte de viajeros que operan en Galicia para que ya este año puedan conducir el primer tren AVE que circulará por la comunidad autónoma. Será a finales de 2011, en la línea entre A Coruña y Ourense, una vez que se concluyan las obras en las inmediaciones de Santiago del corredor procedente de la ciudad de As Burgas. Los 160 maquinistas ya están realizando las prácticas montados en los S-121, que será el modelo que estrene la red ferroviaria de alta velocidad.
La formación de los conductores es bastante específica. No vale con el carné genérico de maquinista. Antes de poder manejar un determinado tren, tienen que obtener una habilitación específica, una licencia exclusiva para ese modelo, y además, otra que certifique que están capacitados para pilotar esa composición en una línea en concreto. Si fallan alguna de las dos habilitaciones, no pueden ponerse a los mandos.
La parte teórica de la formación se realiza en la estación de Renfe en Santiago, donde hay un simulador que recrea todas las condiciones de conducción y en los peores escenarios posibles, cuyo uso se compagina con los cursos sobre las innovaciones tecnológicas o las nuevas normas. Del control del simulador se encarga el técnico formador José Antonio Sueiro. Él es el responsable de hacerle perrerías a los maquinistas y enfrentarlos a las "situaciones más degradadas posibles", con niebla, tormentas, semáforos en rojo, interrupciones de la electricidad o haciendo que el tren patine, todo ello con llamadas telefónicas para intentar descentrar a los conductores y probar sus nervios. "Los sometemos a situaciones extremas que nunca se van a dar en la realidad", asegura Sueiro. Parece un juego, pero no lo es. Superar esta prueba es indispensable para obtener la habilitación.
El simulador recrea la cabina del S-121, con todos sus mandos y pantallas que suministran los datos del convoy y no falta el pedal hombre muerto, ése que el maquinista debe pisar cada cinco minutos y mantener pulsado 30 segundos para evitar que el tren se pare de forma automática. Es la prueba de que no ha sufrido un desfallecimiento y evitar así que el convoy circule sin control.
La siguiente fase para conseguir la licencia con la que poder manejar el S-121 es realizar prácticas reales a bordo de un tren de verdad. En este caso hay que pilotarlo 32 horas. Y en eso están ahora los maquinistas. La unidad, como la que operará en Galicia a finales de este año, tiene su base de operaciones en Ourense. Los conductores la prueban, sin pasajeros y a velocidad reducida, en la línea Vigo-Ourense-Monforte, porque es la única electrificada de Galicia.
Más tarde llegará la habilitación para poder circular con esos trenes de alta velocidad entre Ourense y A Coruña. Para ello, los maquinistas tendrán que recorrerla una y otra vez hasta memorizar sus condiciones. "Tienen que conocer sus curvas, las pendientes, las señales, los límites de velocidad y dónde están los túneles y los viaductos", explica José Antonio Sueiro.
Pero eso no será hasta septiembre, que es la fecha prevista para que concluyan las obras, aunque eso no significa que puedan abrirse al transporte de viajeros. Antes de esto, Adif debe probar la seguridad de toda la línea, las oscilaciones de los viaductos, el impacto del viento o las posibles deformaciones de la vía y los maquinistas deben recorrerlos con sus trenes nuevos. Solo después, se permitirá el transporte de pasajeros. Y eso será a finales de este año.
Si Renfe decide cambiar el modelo de tren, los maquinistas tendrán que repetir de nuevo las pruebas, con cursos teóricos, clases en el simulador y de nuevo, prácticas en la vía con las unidades seleccionadas.
La formación de los conductores es bastante específica. No vale con el carné genérico de maquinista. Antes de poder manejar un determinado tren, tienen que obtener una habilitación específica, una licencia exclusiva para ese modelo, y además, otra que certifique que están capacitados para pilotar esa composición en una línea en concreto. Si fallan alguna de las dos habilitaciones, no pueden ponerse a los mandos.
La parte teórica de la formación se realiza en la estación de Renfe en Santiago, donde hay un simulador que recrea todas las condiciones de conducción y en los peores escenarios posibles, cuyo uso se compagina con los cursos sobre las innovaciones tecnológicas o las nuevas normas. Del control del simulador se encarga el técnico formador José Antonio Sueiro. Él es el responsable de hacerle perrerías a los maquinistas y enfrentarlos a las "situaciones más degradadas posibles", con niebla, tormentas, semáforos en rojo, interrupciones de la electricidad o haciendo que el tren patine, todo ello con llamadas telefónicas para intentar descentrar a los conductores y probar sus nervios. "Los sometemos a situaciones extremas que nunca se van a dar en la realidad", asegura Sueiro. Parece un juego, pero no lo es. Superar esta prueba es indispensable para obtener la habilitación.
El simulador recrea la cabina del S-121, con todos sus mandos y pantallas que suministran los datos del convoy y no falta el pedal hombre muerto, ése que el maquinista debe pisar cada cinco minutos y mantener pulsado 30 segundos para evitar que el tren se pare de forma automática. Es la prueba de que no ha sufrido un desfallecimiento y evitar así que el convoy circule sin control.
La siguiente fase para conseguir la licencia con la que poder manejar el S-121 es realizar prácticas reales a bordo de un tren de verdad. En este caso hay que pilotarlo 32 horas. Y en eso están ahora los maquinistas. La unidad, como la que operará en Galicia a finales de este año, tiene su base de operaciones en Ourense. Los conductores la prueban, sin pasajeros y a velocidad reducida, en la línea Vigo-Ourense-Monforte, porque es la única electrificada de Galicia.
Más tarde llegará la habilitación para poder circular con esos trenes de alta velocidad entre Ourense y A Coruña. Para ello, los maquinistas tendrán que recorrerla una y otra vez hasta memorizar sus condiciones. "Tienen que conocer sus curvas, las pendientes, las señales, los límites de velocidad y dónde están los túneles y los viaductos", explica José Antonio Sueiro.
Pero eso no será hasta septiembre, que es la fecha prevista para que concluyan las obras, aunque eso no significa que puedan abrirse al transporte de viajeros. Antes de esto, Adif debe probar la seguridad de toda la línea, las oscilaciones de los viaductos, el impacto del viento o las posibles deformaciones de la vía y los maquinistas deben recorrerlos con sus trenes nuevos. Solo después, se permitirá el transporte de pasajeros. Y eso será a finales de este año.
Si Renfe decide cambiar el modelo de tren, los maquinistas tendrán que repetir de nuevo las pruebas, con cursos teóricos, clases en el simulador y de nuevo, prácticas en la vía con las unidades seleccionadas.
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