Presidenta de P4R. La sociedad estatal asesora a empresas españolas en el exterior
Carmen Rodríguez, en su despacho.MÓNICA PATXOT |
Carmen Rodríguez lleva 25 años en el mundo de la cooperación internacional y el comercio exterior, casi siempre, en el sector público. Desde 2004, preside P4R, sociedad estatal adscrita al Ministerio de Industria y dedicada, entre otras tareas, a abrir mercados a empresas españolas, sobre todo, en países emergentes. Una actividad vital ahora que las exportaciones tiran del PIB. Bautizada en honor de un movimiento de ajedrez (la apertura española), P4R no depende del erario público. En 2010, ganó 183.000 euros, tras un año "muy duro", según Rodríguez, que destaca que P4R lleva en beneficios desde 2006, "siempre con mucho esfuerzo, porque aquí empiezas de cero cada año".
Con 76 empleados, presencia en 82 países y oficinas en Madrid, Pekín, Nueva Delhi, Kuala Lumpur y México, P4R no es una recién llegada: su trayectoria, en distintas etapas, abarca ya 60 años. En diciembre pasado, su nombre saltó a la prensa por la investigación judicial, en Argentina, de una venta de trenes usados de Renfe y Feve a aquel país que P4R intermedió y en la que hay indicios de cobro de comisiones ilegales por parte de funcionarios locales. Rodríguez pone la mano en el fuego por Juan Barba, director general de P4R y citado como conocedor del pago de "favores políticos" entre los miles de emails hallados en el ordenador de un asesor del exsecretario de Transportes argentino Ricardo Jaime, principal imputado.
¿Cómo funciona P4R?
Somos como un departamento externalizado de las empresas. Les hacemos un traje a medida: detectar el proyecto, buscar al cliente, viajar con él, montar las entrevistas, asesorar en la negociación... estamos presentes en todo el proceso y, tras firmarse el contrato, acompañamos la ejecución del proyecto. Es como si fuéramos parte de la compañía.
Cobramos un pequeño fee [comisión] al inicio, más que nada para cubrir gastos, y el porcentaje importante va si el proyecto tiene éxito. Si la empresa es pequeña y tiene problemas, somos bastante flexibles.
¿En qué mercados operan?
Escogemos aquellos donde la empresa española es muy competitiva: medio ambiente y agua, renovables, transmisiones eléctricas, sanidad, alta tecnología... y buscamos países donde se licitan proyectos. Con la crisis, cada vez hay más competencia: los intercambios comerciales son ya en un 50% con países no OCDE (no occidentales), que ya tienen empresas muy potentes.
¿Para qué tipo de compañías trabajan?
Últimamente, la mayoría son grandes, porque estamos en mercados muy competitivos: China, India, Singapur, Malasia, los países del Consejo de Cooperación del Golfo, Norte de África, México y Brasil. Estamos muy presentes en temas de concesiones, que exigen mucho fuelle financiero. Tenemos una cartera de operaciones potenciales de 5.148 millones, que posiblemente esté muy equilibrada entre grandes y pequeñas empresas, pero los proyectos que llegan a ejecutarse [por unos 1.600 millones] suelen ser para empresas muy grandes.
Trenes
Argentina le habrá dado muchos quebraderos de cabeza...
Pues sí, y los seguirá dando, porque esto [el proceso judicial] sigue allí, aunque ahora se ha parado un poco: el juez está considerando no tener en cuenta los famosos correos por posibles errores en la cadena de custodia. Como hay varios procesos, creo que seguirá coleando. Un abogado presentó una denuncia aquí contra P4R y la Audiencia Nacional la archivó. Vuelvo a decirlo: si la justicia argentina nos llama a declarar, que hasta ahora no lo ha hecho, estamos muy abiertos. Lo único que nos implicaba son unos correos que sólo he leído en prensa. Hemos analizado aquí, internamente, toda la documentación y no hemos detectado nada raro. Todas las cuentas están bien y apoyadas por los contratos correspondientes.
En esos mails, su director general parece conocer el cobro de comisiones.
[Niega con la cabeza] No. He hablado con él, que tiene una carrera intachable en comercio exterior, de muchísimos años, y no es así. Hemos hecho una auditoría interna y otra externa y no hemos detectado nada.
¿Es cierto que los trenes vendidos a Argentina no llegaron a repararse?
Lo que quería Argentina es que se mandaran tal cual. Nosotros insistimos en que era mejor repararlos aquí, pero ellos tenían muchísima prisa y tienen todo un sector dedicado a ello; insistieron en hacerlo así, lo que tiene su lógica, para crear empleo allí. No son trenes que estuvieran mal; no eran chatarra, como ha salido en la prensa argentina. Sólo había que rehabilitar el interior: asientos, tapicerías... Hay que coger todo con mucha cautela. Nunca hubiéramos vendido chatarra, de hecho hay trenes que aún rodaban en España cuando se vendieron. Si los primeros que mandamos se quedaron dos o tres años sin moverse [porque no se repararon], es posible que se hayan deteriorado.
Operan en países donde a veces fallan los controles contra la corrupción.
Nosotros, desde luego, no aprobamos eso. Somos una empresa pública y somos muy serios en ese sentido, exigiendo todas las garantías en el proceso, y así lo reflejan documentos avalados por el Estado argentino.
Renfe ha eludido toda responsabilidad.
Nosotros agrupamos el material y firmamos el contrato. Y como no tenemos nada que reprocharnos, no hay problema. Seguimos colaborando con Renfe, que necesita desprenderse de ese material para que no se convierta en chatarra. Debemos apoyar a todas las empresas españolas, y si en algún país algo es muy útil y no necesita que sea nuevo, es una relación win-to-win, como dicen los ingleses.
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