La investigación sobre el asesinato de Mariano Ferreyra tiene un nuevo arrepentido. Sería uno de los ferroviarios reclutados en los talleres de Remedios de Escalada para integrar la patota que hace seis meses atacó, con palos, piedras y armas de fuego, a los trabajadores tercerizados de la línea Roca que reclamaban su regularización y las organizaciones que los apoyaban.
El testigo, que declaró el viernes último en la fiscalía de Fernando Fiszer, lo habría hecho bajo identidad reservada y habría reforzado la acusación contra el barrabrava Cristian Favale, procesado y detenido como uno de los tiradores. El blog plazademayo.com publicó declaraciones del arrepentido donde dice que a Favale se lo identificaba desde el acto de la CGT en River como el guardaespaldas del delegado Pablo Díaz, preso como organizador de la patota de la Unión Ferroviaria que mató a Mariano. Dijo que lo identificó claramente y que lo vio disparar, arrodillado. También aseguró haber visto que “un tipo que estaba a veinte metros se agarró la panza y se desplomó”. Otros dos datos novedosos que menciona en esa publicación es la supuesta participación de un policía de apellido Vitali y la presencia en el lugar de un funcionario de Ugofe (la empresa que administra la línea Roca) que también se llama Pablo Díaz.
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