La reanimación del transporte ferroviario, una tarea que recogen los Lineamientos de la Política Económica y Social recién aprobados por el VI Congreso del Partido, constituye una acción estratégica que forma parte del proceso de actualización del modelo económico cubano que impulsa Raúl.
Los trenes, esas atronadoras máquinas de acero y hierro, constituyen la más efectiva herramienta de transporte no sólo de pasajeros, sino también de cargas, misión esta que realizan con más alta eficiencia que el movimiento de mercancías por carreteras.
En la actualidad, por los rieles cubanos se mueve un magro por ciento de la carga, cuando de acuerdo con especialistas se estima a nivel internacional que resulta óptimo trasladar de esa forma a la mitad de las mercancías que un país necesita trasegar.
De ahí la importancia de la ardua labor que, a sol y sereno, ahora se realiza para restablecer el estado de los cinco mil kilómetros de vías férreas de la nación, deteriorados en un alto por ciento, lo que además causa frecuentes atrasos y hasta lamentables accidentes.
Cada vez que una vía férrea recobra la vitalidad y permite a los trenes circular a la velocidad establecida de 120 kilómetros por hora, la economía nacional gana en eficiencia, porque si antes una locomotora y sus coches sólo podían hacer un lento recorrido de apenas 40 kilómetros por hora, cuando transitan más rápido pueden hacer más viajes en el mismo tiempo.
La reparación de las vías comenzó por el ramal central, que con unos 835 kilómetros une La Habana con Santiago de Cuba, y el primer tramo recuperado fue el que va de Los Arabos, en Matanzas, hasta Cascajal, en Villa Clara, un trayecto que, por su alto deterioro, contaminación del balastro, y baches muy peligrosos, obligaba a las mayores limitaciones de velocidad para los trenes.
Ahora recién acaba de comenzar la segunda etapa, que incluye la restauración de los 13 kilómetros que van de Jaruco a Aguacate, en la provincia de Mayabeque, con el levantamiento de las carrileras deterioradas, la nivelación del terreno y la colocación de nuevas traviesas y juegos de fijaciones.
Ese segmento de la línea debe terminarse a finales de este mes de mayo para continuar el programa que abarca a más de 600 kilómetros del ramal central que atraviesa el país a lo largo y que debe terminarse en 2013 y tras una inversión millonaria.
Para que se tenga una idea, basta saber que una traviesa de hormigón que se usa en las líneas de trenes cuesta unos 26 dólares, una tonelada de rieles para cubrir 12,5 metros de la vía vale mil 200 dólares, en tanto una locomotora está valorada en más de un millón y medio de dólares y un coche de pasajeros se calcula en un millón.Paralelamente, se ha reactivado una industria que estaba prácticamente desaparecida y ya funciona en Santa Clara una nueva línea de fabricación de traviesas y nuevos juegos de fijación.
También en Placetas trabaja la fábrica de soldar carriles Tony Santiago y la cantera de Guáimaro suministra los áridos necesarios.
La Unión de Ferrocarriles de Cuba espera concluir este año con unos 385 kilómetros de vías reparadas, incluidas secundarias y otras que antes pertenecían al Ministerio del Azúcar. Será ese el primer paso en el cumplimiento del Lineamiento 272, pero sobre todo en el empeño de tener un transporte ferroviario eficiente y moderno.
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