jueves, 10 de febrero de 2011

Una joya de vapor, la primera pieza

La locomotora Baldwind número 8 aterriza en la sede del Carbón del MNE y se convierte en su primera atracción exterior de la vieja térmica de la MSP

En medio de una notable expectación llegaba ayer a las instalaciones de la vieja central térmica de la MSP en Ponferrada la recién restaurada locomotora de vapor número 8, -conocida como «La Ponferrada»-, para convertirse en la primera pieza del Museo Nacional de la Energía (MNE).
Lo hacía sobre un camión góndola, procedente de los talleres de Mecalper en Carracedelo. Dos grúas la levantaron en aire y la depositaron sobre un pequeño tramo de vía estrecha, desde donde se pudo introducir dentro de la lonja aledaña a la vieja central para su posterior visita.
Esta locomotora -en la que se han invertido más de 150.000 euros y cinco meses de rehabilitación tras cederla el Ayuntamiento a la Junta- forma parte de un grupo de diez, que en 1919 se compraron a la empresa norteamericana Baldwind. Su función en el Bierzo fue la de transportar los vagones cargados de carbón y también viajeros entre Villablino y Ponferrada.
El director general de la Fundación Ciudad de la Energía, José Ángel Azuara, destacaba que esta locomotora se convierte en «un icono» como primer elemento del gran proyecto museístico nacional, dada su importancia y representación en la vida económica de Ponferrada y el Bierzo. «La hemos rehabilitado, pero pensamos que se deberían rehabilitar todas, porque son verdaderas piezas de museo, y que poco a poco, en lugar de dejar que estén por ahí achatarradas y que se pierdan definitivamente, pues debemos de trabajar para que sean verdaderas joyas de colección», manifestó Azuara.
El mismo directivo de la Ciuden incidía en la obligación de no perder este tipo de arqueología industrial: «Es posible que en diez años no quede nadie que las conozca, ni que las entienda, ni que sea capaz de repararlas».
Marino, el maquinista de 87 años. La Ciuden cuenta con otra locomotora cedida por la Junta y Azuara adelanta que «no se debería ser cicatero y lo lógico es que hubiera una política ordenada, de acuerdo con los recursos, para poder rehabilitarlas todas». La previsión es que la museografía esté lista para finales de marzo o principios de abril, y abrir bien entrada la próxima primavera. La locomotora de vapor que entró en el futuro Museo de la Energía la manejó durante 43 años Marino Castro. Ayer no se perdió detalle de la llegada de esta máquina, que tantos recuerdos le refrescó. «Tengo 87 años y no se me he olvidado nada; me dio problemas y averías también», advertía. Al preguntarle este periódico por su parecer al verla ahora tan limpia su respuesta no dejaba dudas: «Esto para mí es como verte a tí en una caja muerto; esto tiene que andar». Y acto seguido, tras pedir que se la pieza, en vez de en un museo se pusiera a funcionar, solicitaba a las autoridades que reclamen a León la reversión al Bierzo de la locomotora 31. «Esa máquina la pagó la Junta y es del pueblo, no de Victorino», dijo. También solicitó otras que están en otras ciudades.

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