sábado, 7 de enero de 2012

Sin control, la gente sigue viajando sobre los estribos

Tras el accidente en el tren San Martín. El miércoles, ocho personas sufrieron heridas al caer de un vagón. Ayer todo siguió igual: trenes llenos y pasajeros en lugares muy peligrosos. Sin personal de seguridad, no alcanza con el pedido de los guardas.


Jefe, salga de la puerta y deje subir a la gente”. El hombre ni se inmuta ante la orden de un policía, que subió como pasajero al tren San Martín que está por salir rumbo a Pilar. Son las 17.30 y en los andenes de Retiro hay cada vez más gente . Pero aunque todavía hay lugar de pie dentro de los vagones, algunos deciden quedarse sentados ahí, en el estribo . Como ese hombre, que no se mueve y también ignora el cartel rojo y negro que prohíbe viajar en ese lugar. Es como si nadie supiera que, hace apenas 24 horas, 8 personas se cayeron de un vagón a la altura de Puente Pacífico por hacer lo mismo.
Uno perdió una pierna .
El tren arranca y dos guardas se abren paso entre la gente. “¡A ver si salen de los estribos!¡Ya basta por hoy! ”, vocifera uno. Esa es la prevención que el personal de UGOFE despliega después del accidente. De mala gana, el hombre se levanta. También un joven que está al lado. Pero no se corren y se quedan parados en el borde, dejando parte de sus pies afuera. La chapa de los vagones multiplica el calor y el lugar más fresco es cerca de la puerta. El tren corre elevado sobre los Bosques de Palermo. Aparecen las torres y se atisba a los vecinos de una disfrutando la pileta. Hasta que la formación sobrevuela Juan B. Justo, en el preciso lugar donde el miércoles ocurrió el incidente. Y para en la estación Palermo, repleta de pasajeros.
Aún antes de que el tren frene, la gente ya trata de subir. Ahora sí, los vagones están llenos. El maquinista vuelve a arrancar y todavía hay personas tratando de ascender. Los últimos, se cuelgan como pueden . Y así quedan.
El miércoles, el vocero de UGOFE culpó del accidente a la “cultura de los pasajeros que están acostumbrados a viajar en las puertas, incluso cuando el coche no va completo”. Esta postura se verifica en Retiro, pero después de Palermo, el problema es otro.
Otra multitud espera en Chacarita y, una vez más, la gente se cuelga porque ya no hay espacio en los vagones. Muchos pasajeros prefieren no subir y esperar otro tren. A veces, tienen que dejar pasar dos o tres. Algunos llegan sólo hasta José C. Paz, otros terminan en Pilar y cada tanto pasa un rápido, que no para hasta Hurlingham. “Ahora viene el rápido, si no se anula –comenta Patricia, de José C. Paz–. Porquetodos los días anulan trenes y por eso en la hora pico tenés que viajar colgada. Yo prefiero esperar un poco más”.
Pero a veces, dejar escapar un tren significa duplicar el tiempo de viaje. “Por eso, a veces voy colgado –dice Adolfo, que vive en Bella Vista y trabaja en la construcción–. Me da miedo, pero en cuanto encuentro un huequito adentro me voy acomodando. Recién a las 20 hay más lugar en los vagones ”.
La Unidad de Gestión Operativa Ferroviaria de Emergencia o UGOFE, es la entidad del Gobierno Nacional que administra al ferrocarril San Martín, el Roca y el Belgrano Sur desde 2004. En ese año, el Ejecutivo le sacó la concesión a Metropolitano. Uno de los argumentos fue quedaba un mal servicio y que la gente viajaba colgada.
“Viajo en el tren San Martín desde que estaba Videla y siempre fue así –recuerda Fanny, empleada doméstica, madre de dos hijos y en viaje hacia Bella Vista–. Uno ya está acostumbrado . En la hora pico no podés subir y a la mañana es peor, porque tenés que llegar a tiempo al trabajo. La gente se cuelga. Yo soy sola con mis hijos, y no voy a arriesgarme a morirme cayéndome de un vagón”.
A medida que el tren avanza, sube más y más gente. El respiro recién llega en San Miguel. Los vagones se descomprimen. Y los estribos quedan para algunos solitarios, que inexplicablemente prefieren llegar a Pilar con el peligroso refresco del viento en la cara

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