A las autoridades de Indonesia se les ha ocurrido una manera impactante y radical de acabar con los “surferos” del ferrocarril, esos polizones, que por no pagar o escapando del hacinamiento en los vagones, se suben al techo del tren. La supueta solución consiste en colocar una hilera de bolas de hormigón suspendidas sobre la vía, aunque parezcan metálicas por su color plateado. La primera trampa ha sido instalada en una estación a las afueras de Yakarta.
“Las bolas de hormigón no deberían ser necesarias porque hay leyes que prohiben subirse encima del tren” opina un portavoz de la empresa estatal ferroviaria, que define estas trampas como “un nuevo método”.
En Indonesia los trenes suelen circular atestados, por una red mal conservada. En la última década, los accidentes ferroviarios dejaron más de 35.000 muertos. De ahí que un viajero se pregunte “¿por qué el Gobierno no se preocupa antes de mejorar las infraestructuras ferroviarias y la puntualidad?”.
Antes del sistema de bolas, las autoridades indonesias lo intentaron casi todo para acabar con los polizones, desde intimidarles con perros a colocar alambres de púas en el techo de los vagones.
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