domingo, 29 de enero de 2012

COSTA RICA ‘La gente piensa que el tren va a frenar igual que un auto...’

En el 2011, hubo 13.000 viajes del tren y se registraron 60 colisiones

Para funcionario, conductores carecen de cultura de respeto al ferrocarril

Claudio Meza perdió la cuenta: su memoria le falla al enumerar las veces en que otros vehículos lo han colisionado mientras él dirige la máquina del tren.
Sus dedos no le alcanzan para contabilizar los percances que ha vivido entre rieles durante los 32 años de experiencia en el Instituto Costarricense de Ferrocarriles (Incofer).
Aun así, este maquinista de 51 años acumula múltiples choques pues pasa más tiempo a bordo del tren que en su propia casa, en Paraíso de Cartago.
Meza considera que los conductores creen que el tren va a frenar al igual que un carro, cuando estos últimos se atraviesan en las intersecciones.
“Si yo tengo la vía, no voy a hacer un alto, y con los frenos de emergencia el tren se va resbalado. La gente no tiene idea del peligro que hay y asumen que uno va a parar”, explicó.
Precisamente, el lunes pasado el supuesto descuido de un chofer de bus ocasionó que el tren golpeara por detrás el vehículo, en barrio Cuba, San José. En el accidente, 24 pasajeros resultaron heridos; uno de ellos perdió el ojo izquierdo.
Miguel Carabaguíaz, presidente del Incofer, detalló que durante el año pasado los trenes realizaron unos 13.000 viajes en total, en los cuales se registraron 60 colisiones por imprudencias de los choferes.
Herencia. Claudio Meza heredó de su familia la pasión por los trenes; su padre daba mantenimiento a las vías y dos hermanos suyos también se iniciaron como maquinistas.
Para él, en el país no hay una cultura de respeto a los trenes: “Si los conductores no oyen el pito, no paran a observar si viene”.
Un equipo de La Nación acompañó el jueves a Meza y su ayudante, Édgar Madriz, en un recorrido hasta Heredia, ida y vuelta, durante 40 minutos, saliendo de la estación del ferrocarril al Atlántico en San José.
Mientras los tripulantes subían a la unidad N.° 2416, a las 3:25 p. m., Meza y su compañero se persignaban para iniciar de nuevo un viaje por, al menos, 16 intersecciones “peligrosas”.
“Uno siempre le pide a Dios que este no sea el día que a uno le toque chocar, pero siempre andamos expuestos”, comentó. Para Meza, hay días en los que topan con más suerte que otros. Tan solo una semana antes había golpeado el carro de una mujer que se le atravesó en La Sabana.
El día del recorrido, todo estaba a su favor: hacía sol y las presas de la hora pico aún no se asomaban. “Cuando llueve, es más peligroso porque la gente cierra los vidrios del carro, prende el radio y no escucha la pitoreta. Hay días en que las calles están fatales porque los carros se aglomeran con las presas”, agregó.
Viajar a más de 40 km/h resulta innecesario para este maquinista pues los trayectos son cortos, aunque esto provoque que algunos pasajeros impacientes se molesten.
“Hay que tratar de manejar con prudencia para evitar al máximo los accidentes. Aquí todos somos cuidadosos. No hay día en que los carros no se atraviesen; uno puede distraerse, pero nunca se le metan a un tren”, expresó.

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