La primera acción de los militantes ecologistas tuvo lugar esta mañana en la región holandesa de Zelanda cuando diez miembros de Greenpeace se encadenaron a las vías para evitar el paso del tren, informó la agencia Belga.
Greenpeace considera que el convoy, formado por tres vagones cargados de residuos nucleares, supone un riesgo para la población de los municipios por donde circula, por lo que anunció acciones en varios puntos de la ruta del tren.
Las acciones de la organización se repitieron a última hora de la mañana, cuando otros treinta activistas se encadenaron de nuevo a las vías, esta vez en la frontera entre Bélgica y Holanda, con el objetivo de impedir la entrada del tren en territorio belga.
La policía patrulla ahora a lo largo del recorrido del convoy para evitar que se repitan las acciones de los activistas.
Las interrupciones en el curso del tren han obligado a alterar el normal funcionamiento del sistema ferroviario belga, donde se han producido retrasos.
El convoy encontró también la oposición del alcalde de la ciudad de Gante, en el noroeste de Bélgica, que intentó evitar sin éxito ante la justicia el paso del tren por su ciudad.
Una decena de convoyes como el que circula hoy están previstos en Holanda y Bélgica hasta 2013.
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