Editorial. Por Javier Guevara. Semanas atrás se conoció el esbozo de un proyecto comunal de hacer de los terrenos de La Trocha una suerte de feria.
Más allá de que el principal inmueble ubicado lo está utilizando un apreciado colega como Fernando Luna para la explotación de FM Vida, es una sana iniciativa que el estado comunal entienda la necesidad de comenzar a utilizar las tierras ociosas de los FF.CC. en beneficio de la comunidad. Pero no es solo ese sector el que se debería trabajar, sino avanzar aún más.
Es cierto que las posibilidades de que el ex Belgrano vuelva algún día a circular son mínimas, lo cierto es que difícilmente sea necesario dejar todas esas extensiones de tierras ociosas cuando hacen falta ya sea para fraccionar para complejos habitaciones o bien para el ocio de la ciudadanía.
Porque la ciudad de Mercedes tuvo el privilegio de ser surcada por tres ferrocarriles y todos ellos tener instalado una suerte de cabecera que –otrora- supieron ocupar una importante cantidad de terrenos que hoy terminaron interrumpiendo el trazado de la cuadrícula de la ciudad generando varios problemas.
Por ejemplo el magnífico espacio que quedó en inmediaciones de las estaciones del TBA y del ex San Martín (entre 35 y 17 de 10 a 6) es una clara muestra de la necesidad que el estado comunal realice las gestiones tendientes a hacer de esa fracción de tierra algo útil para la sociedad.
Existe una cuestión que es potestad exclusiva de los municipios y que lo diferencia del estado provincial y nacional: es el tema del urbanismo. A los problemas de esta materia que se presentan les tiene que dar respuesta el estado comunal, si o si. O sea que el problema que generan los terrenos ociosos de los FF.CC o lo resuelve el municipio o no lo resuelve nadie.
Y prueba de ello es que desde los noventa esos terrenos quedaron abandonados a la buena de Dios. Esos terrenos quedaron en manos de una empresa residual propiedad del estado argentino y no parecen en lo inmediato dispuestos a tomar decisiones. Pero no es justo que la ciudad haya quedado atrapada entre esos terrenos baldíos que a nadie parece importarles.
Sería bueno comenzar a gestionar las firmas que fuesen necesarias para que el estado comunal se apropie de esas tierras e implemente políticas públicas destinadas al uso de la tierra con una finalidad social que no es ni más ni menos que fin de la tierra. Plazas, pistas de salud, complejos habitacionales, ciudad judicial o lo que fuese útil para la comunidad toda en lugar de esas extensiones de tierra que parecen no ser de nadie y nos impide crecer como ciudad.
Ese sería un muy buen comienzo para demostrar que se va a cambiar la ciudad en serio más allá de la retórica discursiva que se escucha en los años electorales.
Por supuesto que para eso se requiere planificación, trabajos en equipos, llamadas telefónicas y hasta presentaciones judiciales. Pero el esfuerzo seguramente valdrá la pena.
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