lunes, 13 de junio de 2011

Indignados con los 110 km/h


Cuando el Gobierno puso en marcha la limitación de 110 km/h advirtió que se trataba de una medida provisional solo para reducir el consumo de carburante y con ello las importaciones de petróleo en un momento delicado por la situación del norte de Africa.
Según el propio Gobierno, el consumo de carburante ha bajado, se ha conseguido el objetivo que se buscaba con la medida y por ello ahora el Ejecutivo quiere ampliar esta limitación hasta al menos el final del verano. Con ello, serán otros tres meses más de seguir distanciándonos de Europa y de su velocidad. Los 130 km/h de límite genérico en Francia y en otros países europeos están por encima de nuestros 110.
Cuando esta semana seguía la caravana de vehículos de Bugatti me daba cuenta de lo absurda que es esta situación. Coches de los años treinta, y hasta de los veinte, circulando a 120 km/h sin problemas por carreteras que en el siglo XXI están limitadas a 90 km/h.
¿Cómo era el transporte en los años veinte y treinta, por ejemplo? ¿Qué tipo de aviones había en esos tiempos, a qué velocidad volaban, y cómo ha evolucionado la aviación civil? Todo eso ha permitido que el mundo de la aviación haya evolucionado de una manera muy importante y que hoy se tarde horas en dar la vuelta al mundo.
En el caso de los trenes, en esos años estaríamos hablando de las locomotoras de vapor, de trenes que circulaban a 50 o 60 km/h y de emplear un día entero para hacer un desplazamiento por España. Eso mismo hoy se hace en unas cuantas horas y con los AVE de última generación en dos o tres horas.
Por el contrario lo que evoluciona para peor es el automóvil. Bien es verdad que ahora los coches son mucho más seguros, más estables, cargados de tecnología para evitar accidentes, pero contrariamente a lo que ocurre con aviones o trenes, en el caso de los coches cada vez tienen que ir más despacio. Y esto no es por problemas técnicos, sino por unas limitaciones que no tienen sentido.
Poco a poco los conductores empiezan ya a estar hartos de esos límites y los empiezan a superar de manera habitual. Si ahora hacemos un recorrido por una autovía y circulamos a los legales 110 km/h veremos que ya son muchos los conductores que nos pasan y que en lugar de a los 110 en realidad circulan a 120 o 130, o incluso hasta 140 km/h. Por supuesto los hay que no cumplen ninguna norma y que van siempre a lo que quieren o pueden, pero no quiero hablar de ellos.
A lo que voy es a los conductores normales, prudentes, cumplidores, que saben que ir a 110 km/h es la última tomadura de pelo del Gobierno. Para ahorrar nos limitan la velocidad pero por contra gastan y gastan en comprar nuevos radares, a nada menos que 100.000 euros cada uno de los últimos adquiridos. Y eso por no hablar de sus coches oficiales con los que pueden superar sin problemas los 200 km/h. Y lo hacen. 
En los últimos días sólo se habla de indignados pero no he oído a ninguna asociación de conductores que plantee una manifestación de indignados con los 110 km/h. Esta es la misma tomadura de pelo que plantean en general los indignados, los que no tienen trabajo y ven cómo los políticos despilfarran el dinero de los impuestos en plena crisis. Quizá es el momento de poner en marcha el lema de indignados con el 110 km/h, que al menos nos pueda servir para retomar el ritmo europeo, aunque solo sea en las carreteras.

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