miércoles, 13 de abril de 2011

ESPAÑA - Última estación, la integrada

Una muestra repasa el impacto de la vía en el crecimiento de la capital y en su urbanismo 
Última estación, la integrada

Vamos a por la tercera estación de tren en casi ciento cincuenta años de historia del ferrocarril en Logroño. Y una muestra en la sala de exposiciones del Ayuntamiento, llamada «Destino Logroño», recrea el proceso seguido por el tren, por sus estaciones y también por la capital en este tiempo. Ello porque la primera estación, en el lado sudoeste del Espolón, lo que ahora sería la confluencia con la avenida de Portugal, conllevó la construcción del puente de Hierro y también la apertura de la calle Sagasta y el derribo de unas cuantas manzanas del centro histórico para facilitar los accesos. Y el crecimiento se limitó al norte de la ciudad porque la vía fue una barrera hacia el sur. Si ese problema se vio ya a principios del siglo XX, el traslado sólo se empezó a materializar en los años cuarenta. No en vano, la obra costaba 15 millones de los de entonces. El presupuesto detallado se encuentra en la exposición. Lo mismo que los proyectos y que las fotografías de aquellos primeros trazados y trenes. Maletas, banderines, silbatos, máquinas expendedoras de billetes... La muestra cuenta con materiales recopilados por distintas unidades municipales, entre ellas el Archivo, y otros prestados por particulares y entidades como la Asociación de Amigos del Ferrocarril.
La marcha de la estación dejó abierta una gran brecha que dio paso a la operación que resultaría emblemática: la urbanización de la Gran Vía. La nueva estación, al final de la calle Colón, estrenada en 1958, también terminó viéndose superada. De ahí que desde el año 1988 se haya trabajado en la integración del ferrocarril. «La tentación más fácil era alejarlo de nuevo, pero se optó por no moverlo más», ha recordado esta mañana el director general de Grandes Infraestructuras del Ayuntamiento, Javier Martínez Laorden. Con lo que, con un esfuerzo importante, la alternativa por la que se ha apostado ha sido la del soterramiento. Las obras de la nueva estación se iniciaron 2010 y se espera su conclusión en 2012.
En la presentación de la muestra, el alcalde, Tomás Santos, ha vaticinado para esta nueva estación una vida casi tan larga como para la primera, que resistió 95 años. «Se está construyendo con la perspectiva del largo plazo». La exposición estará abierta hasta el 29 de mayo en la casa consistorial. Puede verse de lunes a sábado, de 18 a 21 horas, y los domingos, también de 12 a 14 horas.

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