lunes, 28 de marzo de 2011

Una vía con 130 años de historia

El nuevo servicio pone en valor el infrautilizado trazado entre Sevilla y Huelva

El 15 de marzo de 1880 se inauguró la vía Sevilla-Huelva por cuyo trazado circulará desde hoy la línea C-5 del Cercanías del Aljarafe. Desde entonces, los vaivenes industriales, la moda, el abandono y el resurgir se han ido concatenando hasta llegar hasta hoy, cuando el tren renace como la apuesta por el transporte público. No fue así cuando nació por concesión a Guillermo Sundheim en 1876. El gobierno de la primera república declaró la línea de utilidad pública y cuando ya las obras estaban en marcha, se le transfirió a la compañía de los Ferrocarriles de Madrid a Zaragoza y Alicante (MZA).

Partía de la estación de Plaza de Armas, desde donde cruzaba el río Guadalquivir por el Puente de Hierro y salía de Sevilla por las afueras de Triana, donde tuvo una parada, para adentrarse en el Aljarafe. Entonces, el parque inicial del ferrocarril estaba compuesto por 24 locomotoras, 32 coches y 403 vagones, situación que no mejoró hasta la entrada en vigor del Plan Decenal de Modernización 1964-1973. Fue cuando la tracción a vapor se sustituyó por la diésel y, gracias al Plan de Urgencia 1974-1977, por la electricidad, medida adoptada tras la crisis del petróleo.

Desde un primer momento las máquinas de vapor se encontraron con la dificultad de tener que subir la cornisa, desde Camas (punto kilométrico 4) hasta la estación de Aznalcázar-Pilas (35), salvo dos kilómetros a la altura de Salteras, donde, como en Benacazón, había apeaderos que fueron clausurados y posteriormente demolidos.

Hasta que en agosto de 1941, la dictadura nacionalizó el ferrocarril las empresas construían y gestionaban las líneas por concesión durante 99 años. "Hasta la década de los años 20, no empezó a desarrollarse la industria en España y la capacidad de moverse, y el gobierno de la nación no podía asumir la construcción, a diferencia de ahora que lo construye y lo mantiene", explica Manuel Galán, presidente de la Asociación Sevillana de Amigos del Ferrocarril. Fue precisamente por el interés industrial entre Sevilla, Huelva y Riotinto por el que se creó dicha línea, aunque "los ingleses crearon vías estrechas más específicas para la mina, y ésta se quedó para viajeros", destaca Luis Vergara, ferroviario y miembro de la asociación. Fue su primera época de esplendor y que "aglutinaba el tráfico de mercancías y era fundamental porque en los caminos se tardaba una eternidad". En su opinión, "fue una revolución que quedó dormida en el siglo XX".

La razón fue el plan de carreteras, que despegó el transporte en coche al mismo tiempo que decayó el traslado de mercancías a través del ferrocarril. "Perdió toda su cuota del mercado de mercancías, que hoy sigue bajo mínimos, entre el 2% y el 4%, lo que supuso que en las estaciones con menos tráfico de viajeros dejaron de parar", continúa.

Ya entonces, los autobuses iban del centro del pueblo al corazón de la capital hispalense, y el tren no era más barato. "Fue un círculo vicioso porque hoy las estaciones están más alejadas", añade el presidente de la asociación. Ejemplo de ello fue la despedida de la estación del centro de Camas, a la que el tren llegó por última vez el 22 de mayo de 1990, mientras que la que hoy se estrena es una de nueva planta fuera del casco urbano.

Esta decadencia se transformó en los últimos años gracias a la apuesta de las administraciones y a la saturación de las carreteras. "Han entendido que es esencial y dan un buen servicio, de manera que se revierte la situación respecto a los años 60, 70 y 80", explican. Pero hay algo que a los expertos les sorprende: "En los años 70 y 80 se decía que el futuro del ferrocarril eran las mercancías y han sido los viajeros los que han hecho reverdecer el tren". Para este cambio fue fundamental la división en la gestión de Renfe entre los distintos tipos de ferrocarril: Cercanías, mercancías, AVE...

En la actualidad, la gente utiliza el tren porque es un sistema eficaz. Respecto al Cercanías del Aljarafe, auguran un cambio de mentalidad. "Cuando la gente vea cómo funciona, que coges tu coche y tardas un mínimo de 40 minutos y en el tren va más cómodo y más barato, lo cogerá". Es más cree que, a raíz de la demanda, en vez de pasar un tren cada 40 minutos tendrá más frecuencia. "Pero hay que esperar a ver cómo responde el público".

En esto influirá una doble medida: hay que acercar a los vecinos hasta las estaciones, que están muy alejadas, e implantar un billete único.

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