miércoles, 16 de febrero de 2011

El gigante chino pisa fuerte en Iberoamérica

La confirmación de que China se ha convertido en la segunda potencia mundial por tamaño de su PIB, desbancando a Japón, coincide con el interés mostrado por el gigante asiático de hacer realidad el viejo sueño de Colombia de construir una alternativa que compita con el canal de Panamá.
El ambicioso proyecto uniría las costas colombianas del Atlántico y del Pacífico a través de ferrocarril en una suerte de canal seco. Es cierto que el tamaño del PIB chino puede resultar engañoso, en tanto no refleja el verdadero progreso social del país, cuya medición más fiel sería la renta per cápita. Con este parámetro, China está aún lejos de encaramarse a los primeros lugares del ránking y, por supuesto, a años luz de Japón.
La brecha que separa a China de las grandes potencias mundiales es aún mayor si se miden las libertades y los derechos humanos. Pero eso no es óbice para reconocer el impacto mundial del espectacular despegue de la economía china y su apabullante poderío económico, como lo demuestra la masiva compra de deuda de países desarrollados y sus ingentes inversiones en infraestructuras en países emergentes.
Muy en particular en Iberoamérica, donde el “canal seco” de Colombia aún es una idea por materializar, pero la presencia china en la región ha crecido en el último año de forma exponencial. Sólo en 2010, a través de una veintena de operaciones de adquisiciones y toma de participaciones en sectores como el petróleo, la energía, la siderurgia, las telecomunicaciones o la automoción, las inversiones chinas en Iberoamérica –sobre todo en Argentina, Brasil, Perú, Chile y México– superaron los 30.000 millones de dólares, más que todo lo acumulado hasta ese año. En poco tiempo, la hegemonía inversora de EEUU y Europa (en particular España) en Iberoamérica quedará diluida por un tercer actor en discordia: China.

No hay comentarios:

Publicar un comentario