Héctor “Chuly” Carruega está procesado por “extorsión, estafa y robo”. Fue suspendido, a la espera de un juicio oral. Sus nexos con la Unión Ferroviaria, el PJ de Lanús y la empresa de trenes, manejada por el duhaldismo.
Foto Tiempo Argentino
Lidera una banda de violentos donde conviven barrabravas, códigos mafiosos, negocios y política. Opera en las estaciones de trenes de Mar del Plata y Constitución. Estuvo prófugo y ahora está procesado por usurpación, extorsión, estafa y robo. Habitualmente se presenta como personal jerárquico de Ferrobaires, la empresa provincial de trenes que finalmente lo suspendió y le inició un sumario administrativo, por presión de una fiscalía marplatense.
Según empleados de la firma, Héctor “Chuly” Carruega tiene la jefatura de una de las fuerzas de choque de la Unión Ferroviaria, el gremio que lidera José Pedraza, envuelto en el crimen del militante del PO, Mariano Ferreyra.
Desde noviembre de 2009, ostenta el cargo de jefe de Servicios de Atención al Usuario de Ferrobaires. Diferentes fuentes consultadas por Tiempo Argentino coincidieron en que tiene “inmunidad” dentro de la empresa porque “lo sostienen de arriba”. Todos apuntan a Alberto Trezza, ex subsecretario de Transportes Ferroviarios durante la presidencia de Eduardo Duhalde y titular de Ferrobaires durante su gobernación. “Es el operador en las sombras, él sigue manejando todo. Carruega es patota de Tressa de toda la vida. Ellos no son ferroviarios, son patoteros, muchos de los cuales son barras de Banfield, Lanús y Defensa y Justicia”, confesó a este diario un empleado de Ferrobaires que pidió reservar su identidad.
Carruega, al menos, cuenta con tres causas penales abiertas (una por amenazas y lesiones, a cargo de la Fiscal Graciela Trill; y dos por usurpación, extorsión, estafa y robo, que lleva el Fiscal Mariano Moyano, titular de la Unidad judicial Nº 5 de Mar del Plata) y se lo investiga junto a otras diez personas que actúan como fuerza de choque.
De sus 51 años, 25 los dedicó a los negocios vinculados a la actividad comercial dentro de los ferrocarriles. En 1985 comenzó a manejar la venta ambulante en las estaciones de Constitución, Once y Retiro, y en 1989 desembarcó en Mar del Plata para explotar los locales comerciales de la estación junto al ex dueño de la fábrica de alfajores Trassens. Hoy vive en la zona sur del Conurbano Bonaerense pero viaja seguido a la ciudad feliz, donde también trabaja su hija, Claudia Carruega. Allí varios damnificados por su accionar señalan que su actividad principal es la de ser un violento que responde a “gente de arriba de la Unión Ferroviaria”.
Carruega es, también, un militante del PJ bonaerense, con estrechos vínculos en Lanús y Lomas de Zamora. En eso coincide con el número dos de Pedraza en la Unión Ferroviaria, Juan Carlos “El Gallego” Fernández, quien ha compartido más de un acto político en los viejos pagos de Manolo Quindimil.
En su cuenta de Facebook, Carruega adhiere a varias agrupaciones peronistas identificadas con el duhaldismo: Movimiento Productivo Argentino, Federación de Argentinos Peronistas, Fundación Rucci, Agrupación Quindimil, entre otras. También tiene como amigos virtuales a Graciela Camaño, Dante Camaño, Alberto Rodriguez Saa y Gustavo Ferri, yerno de Duhalde y diputado provincial de Unión-Pro.
Lo llamativo de Carruega es su ostentoso nivel de vida, pese a que gana $ 3000 como empleado de Ferrobaires. Es común verlo manejar autos de alta gama, como Mini Cooper, camionetas 4x4 y Mercedes Benz, según testigos que declararon en el expediente judicial.
El modus operandi es siempre el mismo: actuar con prepotencia en cualquier lugar junto a sus muchachos. Esto ya sucedió varias veces. Casi siempre en Mar del Plata. Sin embargo, hay testimonios que lo involucran en los incidentes en Constitución, del 23 de diciembre pasado, que Tiempo anticipó una semana antes en una nota titulada “2+2= 4”.
En aquella oportunidad, Juan Pablo Schiavi, secretario de Transportes de la Nación, había deslindado todo tipo de responsabilidad “ante el comportamiento o hechos que pudieran ser ocasionados por el personal o allegados a Ferrobaires”.
En octubre de 2010, el canal de noticias C5N señaló a Carruega como uno de los sospechosos en el asesinato de Ferreyra, ya que habría participado de una reunión en los talleres de Constitución, donde se orquestó la emboscada criminal. El diario Clarín, en una nota publicada el 22 de enero pasado, también lo relacionó con los incidentes del Parque Indoamericano, aunque esto no pudo ser confirmado por Tiempo, en ninguna de las dos causas judiciales citadas. Lo que sí aparece es otro empleado de Ferrobaires, Norberto Saldaña, encargado del sector Encomiendas de Constitución, quien sería compañero de andanzas de Carruega. Saldaña figura en una prueba documental recogida por la jueza Wilma López.
Este diario tuvo acceso a una carta de la organización Agrupaciones Peronistas Ferroviarias, que sólo circuló por Internet, donde también denuncian a la patota de Carruega: “No podemos entrar a la empresa. Nos amenazan con armas de fuego; nos golpean. El 19 de agosto de 2009, siendo las 10 de la mañana, cae una banda de barras bravas de Lanús, Banfield y Defensa y Justicia, a punta de pistola, entran al sector Mantenimiento, donde nos golpean y nos amenazan con matarnos si nos quedábamos ahí.”
El 17 de agosto de 2009, Carruega se presentó con un grupo de diez matones en el predio ubicado en Garay y la vía, en Mar del Plata, identificándose como el director de Explotaciones Colaterales de Ferrobaires. Pero nunca exhibió una credencial. Decía que tenía “el mandato empresarial de efectivizar un desalojo”. Esos lotes fueron cedidos por la firma en 2005 a la ONG Cacique Arbolito a través de un permiso precario. Allí funciona una huerta comunitaria, una cancha de bochas, una de fútbol y varios emprendimientos universitarios.
En enero de 2010, la metodología fue la misma: amenazar, golpear y retirarse, siempre con la promesa de volver. El objetivo era ocupar por la fuerza dos predios de la calle Luro. En ese mismo desalojo, Carruega obligó a uno de los damnificados a donarle mediante intimidación un auto marca Peugeot. Por este hecho, el fiscal Mariano Moyano pidió su detención y lo procesó por los delitos de usurpación, extorsión, estafa y robo. En febrero, ni bien finalice la feria judicial, la causa será elevada a juicio oral y público, aunque por ahora Carruega sigue en libertad ya que la Cámara lo eximió de prisión.
Recién después de cuatro allanamientos, el fiscal Moyano pudo dar con documentación relevante. Le costó más de la cuenta que Ferrobaires colabore en la investigación. Los legajos nunca aparecían. En uno de los procedimientos, hasta se encontró la réplica de una pistola.
“Carruega y su banda actúan como una mafia. Y a pesar de que la empresa le inició un sumario interno y lo suspendió, se sigue presentando como personal jerárquico en la estación, tanto de Constitución como de Mar del Plata, actuando libremente, dando directivas y amenazando. Es una banda de entre diez y 12 personas, muchos de ellos son familiares, como su yerno, Cristian Barreto, que también está procesado”, sintetizó el fiscal Moyano.
Según empleados de la firma, Héctor “Chuly” Carruega tiene la jefatura de una de las fuerzas de choque de la Unión Ferroviaria, el gremio que lidera José Pedraza, envuelto en el crimen del militante del PO, Mariano Ferreyra.
Desde noviembre de 2009, ostenta el cargo de jefe de Servicios de Atención al Usuario de Ferrobaires. Diferentes fuentes consultadas por Tiempo Argentino coincidieron en que tiene “inmunidad” dentro de la empresa porque “lo sostienen de arriba”. Todos apuntan a Alberto Trezza, ex subsecretario de Transportes Ferroviarios durante la presidencia de Eduardo Duhalde y titular de Ferrobaires durante su gobernación. “Es el operador en las sombras, él sigue manejando todo. Carruega es patota de Tressa de toda la vida. Ellos no son ferroviarios, son patoteros, muchos de los cuales son barras de Banfield, Lanús y Defensa y Justicia”, confesó a este diario un empleado de Ferrobaires que pidió reservar su identidad.
Carruega, al menos, cuenta con tres causas penales abiertas (una por amenazas y lesiones, a cargo de la Fiscal Graciela Trill; y dos por usurpación, extorsión, estafa y robo, que lleva el Fiscal Mariano Moyano, titular de la Unidad judicial Nº 5 de Mar del Plata) y se lo investiga junto a otras diez personas que actúan como fuerza de choque.
De sus 51 años, 25 los dedicó a los negocios vinculados a la actividad comercial dentro de los ferrocarriles. En 1985 comenzó a manejar la venta ambulante en las estaciones de Constitución, Once y Retiro, y en 1989 desembarcó en Mar del Plata para explotar los locales comerciales de la estación junto al ex dueño de la fábrica de alfajores Trassens. Hoy vive en la zona sur del Conurbano Bonaerense pero viaja seguido a la ciudad feliz, donde también trabaja su hija, Claudia Carruega. Allí varios damnificados por su accionar señalan que su actividad principal es la de ser un violento que responde a “gente de arriba de la Unión Ferroviaria”.
Carruega es, también, un militante del PJ bonaerense, con estrechos vínculos en Lanús y Lomas de Zamora. En eso coincide con el número dos de Pedraza en la Unión Ferroviaria, Juan Carlos “El Gallego” Fernández, quien ha compartido más de un acto político en los viejos pagos de Manolo Quindimil.
En su cuenta de Facebook, Carruega adhiere a varias agrupaciones peronistas identificadas con el duhaldismo: Movimiento Productivo Argentino, Federación de Argentinos Peronistas, Fundación Rucci, Agrupación Quindimil, entre otras. También tiene como amigos virtuales a Graciela Camaño, Dante Camaño, Alberto Rodriguez Saa y Gustavo Ferri, yerno de Duhalde y diputado provincial de Unión-Pro.
Lo llamativo de Carruega es su ostentoso nivel de vida, pese a que gana $ 3000 como empleado de Ferrobaires. Es común verlo manejar autos de alta gama, como Mini Cooper, camionetas 4x4 y Mercedes Benz, según testigos que declararon en el expediente judicial.
El modus operandi es siempre el mismo: actuar con prepotencia en cualquier lugar junto a sus muchachos. Esto ya sucedió varias veces. Casi siempre en Mar del Plata. Sin embargo, hay testimonios que lo involucran en los incidentes en Constitución, del 23 de diciembre pasado, que Tiempo anticipó una semana antes en una nota titulada “2+2= 4”.
En aquella oportunidad, Juan Pablo Schiavi, secretario de Transportes de la Nación, había deslindado todo tipo de responsabilidad “ante el comportamiento o hechos que pudieran ser ocasionados por el personal o allegados a Ferrobaires”.
En octubre de 2010, el canal de noticias C5N señaló a Carruega como uno de los sospechosos en el asesinato de Ferreyra, ya que habría participado de una reunión en los talleres de Constitución, donde se orquestó la emboscada criminal. El diario Clarín, en una nota publicada el 22 de enero pasado, también lo relacionó con los incidentes del Parque Indoamericano, aunque esto no pudo ser confirmado por Tiempo, en ninguna de las dos causas judiciales citadas. Lo que sí aparece es otro empleado de Ferrobaires, Norberto Saldaña, encargado del sector Encomiendas de Constitución, quien sería compañero de andanzas de Carruega. Saldaña figura en una prueba documental recogida por la jueza Wilma López.
Este diario tuvo acceso a una carta de la organización Agrupaciones Peronistas Ferroviarias, que sólo circuló por Internet, donde también denuncian a la patota de Carruega: “No podemos entrar a la empresa. Nos amenazan con armas de fuego; nos golpean. El 19 de agosto de 2009, siendo las 10 de la mañana, cae una banda de barras bravas de Lanús, Banfield y Defensa y Justicia, a punta de pistola, entran al sector Mantenimiento, donde nos golpean y nos amenazan con matarnos si nos quedábamos ahí.”
El 17 de agosto de 2009, Carruega se presentó con un grupo de diez matones en el predio ubicado en Garay y la vía, en Mar del Plata, identificándose como el director de Explotaciones Colaterales de Ferrobaires. Pero nunca exhibió una credencial. Decía que tenía “el mandato empresarial de efectivizar un desalojo”. Esos lotes fueron cedidos por la firma en 2005 a la ONG Cacique Arbolito a través de un permiso precario. Allí funciona una huerta comunitaria, una cancha de bochas, una de fútbol y varios emprendimientos universitarios.
En enero de 2010, la metodología fue la misma: amenazar, golpear y retirarse, siempre con la promesa de volver. El objetivo era ocupar por la fuerza dos predios de la calle Luro. En ese mismo desalojo, Carruega obligó a uno de los damnificados a donarle mediante intimidación un auto marca Peugeot. Por este hecho, el fiscal Mariano Moyano pidió su detención y lo procesó por los delitos de usurpación, extorsión, estafa y robo. En febrero, ni bien finalice la feria judicial, la causa será elevada a juicio oral y público, aunque por ahora Carruega sigue en libertad ya que la Cámara lo eximió de prisión.
Recién después de cuatro allanamientos, el fiscal Moyano pudo dar con documentación relevante. Le costó más de la cuenta que Ferrobaires colabore en la investigación. Los legajos nunca aparecían. En uno de los procedimientos, hasta se encontró la réplica de una pistola.
“Carruega y su banda actúan como una mafia. Y a pesar de que la empresa le inició un sumario interno y lo suspendió, se sigue presentando como personal jerárquico en la estación, tanto de Constitución como de Mar del Plata, actuando libremente, dando directivas y amenazando. Es una banda de entre diez y 12 personas, muchos de ellos son familiares, como su yerno, Cristian Barreto, que también está procesado”, sintetizó el fiscal Moyano.
fuente: http://www.online-911.com
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