viernes, 12 de noviembre de 2010

Un viaje en tren por la Patagonia pleno de sensaciones

Alicia Mottola desde Río Negro, en exclusivo para Hostnews



Desde la Ciudad de Viedma es posible abordar el mítico Tren Patagónico, un convoy turístico, que también presta un servicio de traslado de pasajeros por la provincia, con destino final en la ciudad de San Carlos de Bariloche, pero que permite empalmar con el legendario La Trochita

Es digno de destacar que se encuentra tal cual estaba en los años 60 y 70. La ambientación de los vagones conserva hasta los mínimos detalles de esas décadas. Se trata de una verdadera travesía por las mas disimiles sensaciones que convoca su traqueteo.

La formación cuenta con vagones de pasajeros de clase primera y turística, furgones de carga y otro de transporte de automóviles y un vagón cine. En tanto, en el restaurante y confitería se puede degustar un variado menú a la carta y cuando el cansancio requiere de un sueño reparador los camarotes son una opción apropiada.

Si bien el destino final del tren es Bariloche, en esta ocasión recalamos en la ciudad de Ingeniero Jacobacci, un pintoresco poblado con una impronta ferroviaria inconfundible.
Allí decidimos que el viaje nos depararía mas emociones y tras ellas abordamos el legendario tren La Trochita.

Expectativas, algarabía, todo un torbellino de sensaciones provocaba subir a ese antiguo trencito que une desde 1945 las localidades de Ingeniero Jacobacci, en Río Negro, con Esquel en la provincia de Chubut, que con su locomotora a vapor va resoplando en su avance sobre la estepa.

En sus estrechos vagones de madera calefaccionados con salamandras, alimentadas con leña, los pasajeros de aquel entonces calentaban comidas y agua para el mate en sus largas travesías. Un verdadero museo andante.

Descendimos del pintoresco trencito en el complejo de diatomita del km 27 con destino a Yuquiche, una estancia típicamente patagónica dedicada a la producción lanera.
Allí tomamos contacto con la actividad rural realizada en el establecimiento. No faltó una cabalgata entre las elevaciones del terreno, el cielo y el viento. El aroma de los corderitos al asador anticipaba el momento del placer de un almuerzo patagónico.
La estancia ofrece algunos circuitos que garantizan el disfrute del paisaje.

De regreso, ya en la ciudad de Ingeniero Jacobacci recorrimos algunos de sus sitios de interés como el museo antropológico e histórico Jorge H. Gerhold que exhibe documentos regionales, fósiles de mamíferos, puntas de lanzas líticas gigantes, una exclusiva hacha ceremonial y colección de cráneos de aborígenes patagónicos.

Muy cerca del casco urbano se encuentra el lugar donde los dinosaurios pisaron por última vez la tierra: La "Tumba de los últimos dinosaurios" allí se hallaron numerosos esqueletos de ejemplares jóvenes, como así también huevos con doble cáscara, expresión del final de una era.

Visitando la ciudad ferroviaria tuvimos la oportunidad de acercarnos a la cultura mapuche en el Centro Artesanal Ñumican, lugar donde las tejedoras e hilanderas despliegan su ancestral manejo del telar.

Ingeniero Jacobacci posee distintos recursos naturales cercanos a la ciudad como la Laguna Carrilaufquen, ubicada a unos 15 Km. de la localidad que con sus aguas salobres invita a la práctica de la pesca y deportes náuticos. Por sus alrededores es sumamente placentero realizar una cabalgata u otras actividades en la naturaleza.

La Cueva del Milodonte fue otro de los atractivos imposible de perder. El lugar sorprende y estimula los sentidos. Durante la visita copos de nieve complementaron nuestro deleite al atrevernos a ascender e introducirnos en la antigua guarida de ese gran mamífero bípedo que se extinguió, probablemente, a fines del Pleistoceno.

Singular magia que ofrece este fragmento de territorio rionegrino y una vez más la Patagonia que deslumbra por sus paisajes, su cultura y su historia.
La puesta en marcha nuevamente de La Trochita desde Ingeniero Jacobacci ofrece un sinfín de opciones para ofrecer a los turistas.

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