Después de una larga espera de 25 años, el tren eléctrico de Lima comenzó esta semana sus recorridos de prueba, cargado de entusiastas pasajeros que ven en sus vagones rojos y grises el inicio de una nueva etapa en el transporte masivo en la capital peruana.
El gerente de relaciones institucionales de la Línea 1 del Metro de Lima, Fernando Deustua, afirmó hoy a Efe que "esta obra visionaria en su momento" va a beneficiar a miles de usuarios y que desde el martes pasado se encuentra en etapa de prueba.
"Nos encontramos en el periodo de pruebas preoperativas hasta el domingo, porque la próxima semana ya deberíamos de iniciar la 'marcha blanca' (es decir las pruebas gratuitas por 30 días) para después cobrar por el servicio, si nos autoriza el ente regulador", dijo a Efe Deustua.
Una vez que el sistema funcione en su horario normal, de 06.00 a 22.00 horas, con los cinco trenes con los que se dispone de momento, se estima que se transportará a unas 125.000 personas diarias.
En estos días de prueba, en que se abrieron al público 9 de las 16 estaciones, familias enteras, estudiantes y trabajadores han aguardado con gran entusiasmo los trenes y, a primera vista, parecen haber olvidado los años de espera para su funcionamiento.
Muchos de los usuarios, acostumbrados a hacer largos y agotadores recorridos en ómnibus por la ciudad, provienen de distritos periféricos de la zona sur de Lima y ven en este medio de transporte una forma de conectarse con mayor rapidez a sus destinos.
Las ventanas del tren son el marco de un paisaje urbano que se puebla de las distintas caras de Lima y a lo largo de casi 22 kilómetros, muchos de ellos sobre un viaducto aéreo, se ven cerros habitados en condiciones de extrema pobreza que contrastan con edificios de lujo, zonas residenciales y emporios comerciales abarrotados.
Los trenes en funcionamiento, que fueron fabricados en 1986, cuando se iniciaron las obras del tren, han sido potenciados, según Deustua, "para que puedan funcionar los próximos 30 años sin problemas".
Cada tren tiene capacidad para transportar a 1.200 personas y se traslada desde el sur de Lima, en el distrito de Villa el Salvador, hasta el distrito de La Victoria, en unos 33 minutos, casi la cuarta parte de lo que toma este viaje en autobuses y combis de pasajeros.
Para implementar toda la capacidad de este sistema ferroviario, el consorcio Metro de Lima, integrado por la peruana Graña y Montero y la argentina Ferrovías, ha invertido 280 millones de dólares en comprar 19 trenes más.
"Contratamos la construcción de 19 trenes Alstom que se van a fabricar en Barcelona y que empezarán a llegar a fines de este año al país, dos por mes, por lo que los últimos llegarán en el segundo semestre de 2013", expresó.
Con esta adquisición se espera que la frecuencia entre trenes sea de 6 minutos, una reducción significativa desde los 19 actuales.
"Esta es la primera línea de un sistema que va a incluir a otras cinco", detalló Deustua y explicó que la Línea 2 irá desde La Victoria hasta el populoso distrito de San Juan de Lurigancho, en una ruta de 12 kilómetros adicionales a la Línea 1 y con 10 estaciones.
"En un par de años, nosotros, como Línea 1, vamos a operar un sistema que abarca 34 kilómetros y 26 estaciones para ir desde Villa el Salvador, en el cono sur, hasta San Juan de Lurigancho, en el cono norte, en 45 minutos", aseguró.
La construcción del tren eléctrico fue iniciada durante el primer Gobierno de Alan García (1985-1990), donde incluso se puso la primera piedra, pero tras la crisis económica que afrontó el país al final de ese régimen y las sospechas de corrupción en la obra los siguientes Gobiernos lo dejaron en el abandono.
El tren fue retomado durante la segunda gestión de García (2006-2011), quien lo inauguró en julio pasado sin que se encontrara totalmente listo para atender al público.
Las obras de la Línea 1 costaron 520 millones de dólares, según fuentes de la Autoridad Autónoma del Tren Eléctrico, 100 millones más de lo presupuestado inicialmente.
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