lunes, 17 de octubre de 2011

El amor que nació en las vías

Por Carlos Coronel Di Fazio
Sin haber sido ferroviario directamente, trabajé en el Policlínica Ferroviario de San Miguel de Tucumán. Pero desde el sólo hecho de haber nacido en Tafí Viejo y de ser nieto e hijo de ferroviarios, nació mi afición por la fotografía ferroviaria; por las viejas estaciones, ramales y los talleres en particular. Hasta les dediqué una página web.

Hice la primaria en Tafí Viejo, en la escuela Mitre, frente a la plaza. Con los talleres funcionando a full la ciudad era una fiesta. Otra de mis pasiones era viajar en el "local" (servicio de trenes de pasajeros entre Tafí Viejo y la capital). Recuerden que la diagonal era un sendero y el único acceso pavimentado era la avenida Constitución. La ruta por San José era de ripio.

Marta -quien luego sería mi esposa- vivía en Villa Muñecas. En esa estación había una manga de alambre de tejido alto con piso de polvo de ladrillo. Allí se formaba un laberinto con varias curvas y contracurvas, para evitar que las personas transitaran por las vías.

Si me sorprendía el segundo silbato de la 3025, "la pito i flauta" (era la famosa locomotora presidencial que tiraba el tren de pasajeros en su último recorrido del día), y no me había subido, me quedaba a pie y tenía que volver a Tafí Viejo caminando por la vía.

El tren era todo. Además del tren obrero, había entre 11 y 12 servicios por día. La gente hacía cola para sacar boletos. El 90% de la gente de Tafí eran estudiantes y obreros, y todos viajaban en tren.

Cuando anunciaron el último viaje en 1978 (porque levantaban el servicio) no quise viajar. Ahora sueño con el momento en el que vuelva a subirme.

No hay comentarios:

Publicar un comentario