domingo, 24 de abril de 2011

ESPAÑA - Las vías que recorren la historia

GALLUR

La localidad se adelanta al 150 aniversario del ferrocarril en su Semana Cultural.

Gallur sigue funcionando hoy en día como apeadero de la línea regional que va hasta Castejón, Logroño o Pamplona. Una línea que mueve unos cien pasajeros al día, de las más rentables en Aragón, pero que supone una clara decadencia respecto a lo que llegó a representar la localidad para el ferrocarril aragonés. Y es que Gallur fue, junto con Zaragoza, la única localidad aragonesa que tuvo dos estaciones.
De hecho fue de las primeras localidades que recibió ese curioso invento que era el tren, hace 150 años. Adelantándose a la efeméride, que en realidad se celebra en septiembre, Gallur dedica desde mañana su Semana Cultural al camino de hierro, con una reunión de figuras de primer nivel en este campo.
Alfonso Marco, trabajador de Adif y divulgador ferroviario, ha sido el encargado de organizar tanto las charlas como la exposición fotográfica, que acogerá la Casa de Cultura de Gallur toda esta semana, junto al ayuntamiento. Él mismo trabajó en la estación a finales de los 80, y ha estado un par de veces dando charlas en la localidad, lo que le motivó a organizar este ciclo.
El modelo del Ebro
Este apasionado del tren explica cómo empezó la relación entre la localidad cincovillesa y el medio de transporte. "El 16 y el 18 de septiembre de 1861 se inauguraron los tramos Zaragoza-Lérida, de la Compañía del Ferrocarril de Zaragoza a Barcelona (entonces llevaban esos nombres) y el Tudela-Casetas, de la Compañía del Ferrocarril de Zaragoza a Pamplona. Entraron en servicio comercial el 26 de ese mes y el 2 de octubre, respectivamente", cuenta.
Años después, a esta línea de ancho ibérico, convencional, se le unió el Ferrocarril de Vía Estrecha Gallur-Sádaba, la conocida como vía secundaria de las Cinco Villas. "A través de ella llegaban las mercancías agrarias y pasajeros de Tause o Biota, y Gallur se convirtió en un nudo ferroviario importante, parada en las líneas que conectaban con Barcelona, Madrid e incluso el País Vasco", explica Marco.
De hecho, este modelo de vía estrecha perpendicular a la principal es bastante característico del valle del Ebro, como la línea Cortes-Borja. Y fueron muy importantes en su día. "Parece una bobada, pero era una aventura ir a Zaragoza en esa época, podías tardar un día si no había desbordamientos o cualquier problema en los caminos. Por eso, la apertura de una estación era celebrada como una boda real", ilustra.
A Gallur, la línea le pudo suponer, "fácilmente, duplicar su población", al contar además con la azucarera. "El transbordo de mercancías entre la línea de vía estrecha y la de ancho convencional se hacía a mano, así que junto al taller para la maquinaria y las oficinas suponía un gran volumen de pueblos de trabajo", asegura Marco. Por allí llegaron a pasar grandes trenes como el expreso de Barcelona a Galicia o el TER (Tren Español Rápido).
Sin embargo, "como muchos otros pueblos, Gallur empezó a decaer con la mejora de las comunicaciones. Se implantaron las autovías, locomotoras a gasoil, pero finalmente se impuso el transporte por carretera. En 1970 se cierra el ferrocarril de vía estrecha y en los 90 Renfe cerró la estación, permaneciendo solo como apeadero".
Primer nivel
Sin esperanzas de recuperar un papel preminente en el mundo ferroviario, Gallur al menos recordará la gloria pasada esta semana, con figuras de relevancia en el mundillo. Así, asistirá Alberto García, director de Investigación de la Fundación de los Ferrocarriles; Ángel Maestro, escritor ferroviario; Ángel Cáceres, fotógrafo o Juan José Olaizola, director del Museo Vasco del Ferrocarril, entre otros.

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