viernes, 14 de octubre de 2011

La conexión Asia-Europa por tren, cada vez más cerca

Se han construido nuevos tramos pendientes del proyecto Trans-Asia (TAR), que aspira a convertirse en una red ferroviaria de 117.000 kilómetros


La construcción de tramos pendientes en Camboya, gracias un crédito del Banco Asiático de Desarrollo, la financiación china y distintos acuerdos en otras áreas asiáticas, podría propiciar la concreción definitiva del proyecto Trans-Asia (TAR), que persigue la unión de Asia y Europa a través de una red ferroviaria de 117.000 kilómetros de extensión. De estos kilómetros, aún quedan por construir 10.500. Esta ruta posibilitaría la integración entre Europa, China y las economías emergentes de Asia. Por Pablo Javier Piacente.

Este tren une China con Vietnam desde hace más de 100 años. Es solamente una pequeña parte de la red que debe modernizarse para conformar el ferrocarril Trans-Asia. Imagen: chinadaily.com.cn
Mejorar la comunicación entre Europa y Asia será una herramienta muy importante para incrementar la integración económica entre ambos continentes. Elproyecto ferroviario Trans-Asia, que incluye 117.000 kilómetros de vías férreas para unir Asia y Europa, resultará vital en este sentido. Nuevas obras en Camboya y otros sectores agilizarían la concreción de este megaproyecto ferroviario. 

Según un artículo recientemente publicado en el medio ChinaDaily, aunque siguen existiendo problemas importantes, la ambiciosa red ferroviaria que busca unir Asia y Europa sigue adelante. En este marco, en 2009 el Banco Asiático de Desarrollo aportó 84 millones de dólares para la reconstrucción de 600 kilómetros de la red ferroviaria de Camboya. Todo el proyecto, que se completaría en 2013, supondrá un coste de 141 millones de dólares. 

El sector de Camboya se encuentra entre los eslabones pendientes del Ferrocarril Trans-Asia (TAR), que comprende en su totalidad 117.000 kilómetros de vías férreas. En este momento quedan por construir 10.500 kilómetros. La rehabilitación de la red ferroviaria de Camboya es una parte vital del proyecto, que uniría Singapur, el Asia Central y, finalmente, Turquía y Europa continental. 

En la actualidad, en los sectores que deben ser remodelados siguen funcionando los viejos trenes de bambú, que con más de 100 años siguen circulando a lo largo de las líneas de ferrocarril abandonadas de Camboya, y son alimentados por bombas de agua adaptadas. Esta tecnología básica resulta útil para los pobladores de esas zonas, pero debe modernizarse para incorporar este sector al proyecto Trans-Asia. 

Inconvenientes a superar 

El nuevo impulso para el gigantesco proyecto ferroviario transcontinental corre por cuenta de la United Nations Economic and Social Commission for Asia and the Pacific. Cabe recordar que el proyecto original data de 1960, y que incluye un sistema de transporte ferroviario unificado con actividad en 28 países de la región, a desplegarse en cuatro corredores zonales.

La finalización de los tramos que faltan en la red y su funcionamiento eficiente son claves para la integración económica de la región, tanto hacia el interior de Asia como con respecto a la comunicación entre las economías emergentes asiáticas y el continente europeo. 

Los inconvenientes a solucionar para concretar este proyecto ferroviario tienen que ver principalmente con las grandes diferencias en el estado de las redes ferroviarias, en cada uno de los países intervinientes. Por ejemplo, mientras China avanza en una red de alta velocidad que ubica a este país a la vanguardia a nivel mundial, otras naciones disponen de tecnologías muy básicas, como es el caso de Camboya. 

Las fuertes inversiones chinas en proyectos nacionales y extranjeros impulsan la red, pero la falta de vínculos entre los países tiene que ser superada. Asimismo, las diferencias técnicas en las infraestructuras construidas en cada nación también deben subsanarse, antes de que un sistema ferroviario unificado pueda funcionar sin problemas en todo el continente. 

Puntos positivos 

GE U20C en Indonesia.Fuente: Wikimedia Commons.

Por ejemplo, la anchura de las vías férreas y, a su vez, de los ejes de los trenes a menudo varía de país a país. Sin embargo, otros proyectos como el mencionado anteriormente en Camboya permiten ser optimista con relación a la concreción final de la red transcontinental. 

Un enlace de 128 kilómetros entre la pequeña ciudad vietnamita de Loc Ninh, en la frontera con Camboya, y Ho Chi Minh City solucionará uno de los eslabones pendientes de la red. Es parte de un plan nacional ferroviario que Vietnam lleva adelante desde 2002. 

La idea de una red ferroviaria que una Asia y Europa podría beneficiar en gran medida a toda la región, pero especialmente a una docena de países sin litoral que existen en Asia Central. Todo el sudeste de Asia, la zona del suroeste de China y Singapur, en particular, podrían salir muy beneficiados. 

Un ferrocarril integrado sería otro paso hacia la creación de un mercado de gran magnitud y razonablemente homogéneo, de un tamaño similar a la Unión Europea. Asimismo, si se piensa que posteriormente ese mercado estaría integrado por tierra con Europa, los avances económicos y sociales podrían ser trascendentes. 

Uno de los puntos más positivos es la colaboración entre China, Laos, Myanmar y Tailandia. China es un gran motor para este proyecto, no solamente por las grandes inversiones en sus ferrocarriles sino porque también está financiando obras en otros países. Asimismo, acuerdos regionales y bilaterales están empujando la construcción de otros sectores de la amplia red, como por ejemplo un convenio entre los seis países que componen la Subregión del Gran Mekong.

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