Desde lejos perece una especie de palacio. Cuando lo inauguraron fue un edificio de lujo. Y lo que pudo haberse transformado en un atractivo turístico hoy no atrae la mirada de nadie. La Estación de Trenes de Luján, como la mayoría que conforman el ramal Moreno-Mercedes, presentan un estado de abandono que van de la mano con la decadencia ferroviaria que atraviesa el país desde hace décadas.
Baños cerrados por carecer de elementos de limpieza, túnel clausurado por problemas de inundación, sala de espera cerrada debido a que había sido ocupada como vivienda por un par de familias que no tenían dónde vivir, falta de agua para llenar el tanque de 110 mil litros que abastece a las locomotoras cuando necesitan refrigerar sus cansados motores, paredes pintadas, bancos rotos, reloj fuera de funcionamiento y carteles indicadores de estaciones y horarios que dejaron de prestar servicio hace años, forman parte del lugar.
Queda en la entrada una placa recordando que las últimas refacciones en la Estación datan del 5 de abril de 2001. Desde entonces, hay intentos por mejorar tanto el edificio como las zonas adyacentes y revitalizar un espacio que hoy parece ser ignorado por la empresa concesionaria que explota el ferrocarril.
Por la estación de trenes de Luján –una de las más lindas del ramal- pasan cientos de pasajeros a diario. Probablemente, no será como en otras épocas donde el tren era el medio de transporte elegido por la mayoría, pero así y todo sigue siendo lo más barato para viajar y por ende el sistema para trasladarse que le queda a la gente de menos recursos.
Si la inversión en el parque rodante puede considerarse pobre, el dinero que destina TBA (Trenes de Buenos Aires) al mantenimiento de las estaciones directamente es irrisorio. La persona a cargo del mantenimiento de varias estaciones contó a EL CIVISMO que la empresa no era capaz siquiera de enviarle cloro o lavandina para limpiar los baños. En consecuencia, no quedó otra alternativa que cerrarlos.
PINTÓ CERRARLA
El agua o, mejor dicho, la falta de agua, ya es un problema crónico. La rotura de una bomba causa dificultades que no fueron subsanadas con la reparación deficiente de la centrífuga. Por consiguiente, la salida que había propuesto TBA fue la de "pinchar" el caño de agua que corre por la estación sin tener en cuenta las consecuencias que eso podría tener para los vecinos de la zona. Por suerte, el hombre desoyó el consejo y optó por seguir esperando que la bomba sea reparada como corresponde. "Hace como un mes que no hay agua en la estación y por esa razón también se cerraron los baños", dijo un empleado de la boletería.
A la Sala de Espera no entra nadie. Sólo se abre en invierno o en contadas ocasiones como, por ejemplo, los días que hay peregrinaciones cuando los pasajeros se multiplican por miles y las frecuencias ferroviarias se refuerzan. El resto del año, TBA tomó la decisión de cerrarla. "La pintaron toda y si se deja entrar a la gente se llena de borrachos que duermen ahí. Es más, hubo hasta familias viviendo. Entonces, TBA vino, la pintó toda y la clausuró", agregó el boletero. Clausurado también está el túnel que comunica los andenes 2 con el 0 y 1. A duras penas, los pisos todavía se barren. Tampoco hay bancos suficientes y en condiciones para que las personas aguarden sentadas la llegada del tren.
Con todo, quienes conocen de cerca cuestiones ferroviarias no dudan en afirmar que las estaciones fueron dejadas a su suerte por TBA para que los municipios a través de convenios terminen haciéndose cargo de ellas. Así la empresa se fue desatendiendo de un asunto que, en rigor, le corresponde. "Antes la limpieza la hacía TBA pero después fue haciendo todas estas roscas como para sacarse el lazo de encima", sintetizó un ex delegado ferroviario que conoce del tema.
En tal sentido, un ejemplo fue el convenio con la Policía que posibilitó la instalación de un Destacamento. En Olivera, también se observa esta nueva utilidad que se le dio a la Estación. Otras, en cambio, no tuvieron siquiera esta suerte. Lezica y Torrezuri, Jáuregui o la parada que está en la Universidad están, como se dice habitualmente, "a la buena de Dios".
Mientras tanto, la Municipalidad tendría la intención de devolverle a la vieja Estación de Luján el "brillo" perdido. Para eso, habría un plan tendiente a poner en valor la zona con el objetivo de recuperar un tesoro arquitectónico como futura atracción turística.
El agua o, mejor dicho, la falta de agua, ya es un problema crónico. La rotura de una bomba causa dificultades que no fueron subsanadas con la reparación deficiente de la centrífuga. Por consiguiente, la salida que había propuesto TBA fue la de "pinchar" el caño de agua que corre por la estación sin tener en cuenta las consecuencias que eso podría tener para los vecinos de la zona. Por suerte, el hombre desoyó el consejo y optó por seguir esperando que la bomba sea reparada como corresponde. "Hace como un mes que no hay agua en la estación y por esa razón también se cerraron los baños", dijo un empleado de la boletería.
A la Sala de Espera no entra nadie. Sólo se abre en invierno o en contadas ocasiones como, por ejemplo, los días que hay peregrinaciones cuando los pasajeros se multiplican por miles y las frecuencias ferroviarias se refuerzan. El resto del año, TBA tomó la decisión de cerrarla. "La pintaron toda y si se deja entrar a la gente se llena de borrachos que duermen ahí. Es más, hubo hasta familias viviendo. Entonces, TBA vino, la pintó toda y la clausuró", agregó el boletero. Clausurado también está el túnel que comunica los andenes 2 con el 0 y 1. A duras penas, los pisos todavía se barren. Tampoco hay bancos suficientes y en condiciones para que las personas aguarden sentadas la llegada del tren.
Con todo, quienes conocen de cerca cuestiones ferroviarias no dudan en afirmar que las estaciones fueron dejadas a su suerte por TBA para que los municipios a través de convenios terminen haciéndose cargo de ellas. Así la empresa se fue desatendiendo de un asunto que, en rigor, le corresponde. "Antes la limpieza la hacía TBA pero después fue haciendo todas estas roscas como para sacarse el lazo de encima", sintetizó un ex delegado ferroviario que conoce del tema.
En tal sentido, un ejemplo fue el convenio con la Policía que posibilitó la instalación de un Destacamento. En Olivera, también se observa esta nueva utilidad que se le dio a la Estación. Otras, en cambio, no tuvieron siquiera esta suerte. Lezica y Torrezuri, Jáuregui o la parada que está en la Universidad están, como se dice habitualmente, "a la buena de Dios".
Mientras tanto, la Municipalidad tendría la intención de devolverle a la vieja Estación de Luján el "brillo" perdido. Para eso, habría un plan tendiente a poner en valor la zona con el objetivo de recuperar un tesoro arquitectónico como futura atracción turística.
Casi centenariaLa actual Estación Luján fue inaugurada en 1914 y se la llamó "la nueva". Pero el primitivo edificio –o lo que queda de él- data de 1864, cuando llegó por primera vez el ferrocarril a estos pagos un 23 de mayo. "Para llegar a ella había que cruzar el actual paso a nivel de Lorenzo Casey, desviarnos hacia la izquierda y caminar unos metros del andén de los viajeros que se dirigen hacia el interior", describió en el profesor Héctor Felice en su libro Diccionario Lujanense.
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