Una exposición recorre la historia de los trenes de juguete españoles
Una locomotora a gran escala con coche de pasajeros fabricada hacia 1917 para Hispania por hojalateros del barrio de Gracia, de Barcelona, es la estrella de la exposición que narra en la sala de la Casa Revilla la historia del tren de juguete español desde 1900 a 1980 a través de la Colección Quiroga-Monte. El conjunto, destinado a los niños de la burguesía, está decorado a mano con pigmentos naturales, ensamblado con soldaduras de estaño y tiene ruedas de fundición, cristales en las ventanas y funcionamiento de resorte a cuerda a través de un enorme muelle en forma de espiral. Fue sin duda un costoso objeto de deseo para pequeños y mayores, como sugiere una tarjeta editada por Payá en los años cincuenta y divida en cuatro viñetas que muestran a un padre jugando por la casa con el regalo que los Reyes han dejado a su hijo. Contrasta con otro de madera realizado en 1918 por el pintor Joaquín Torres García, discípulo de Dalí y seguidor del constructivismo. Entre ellos se pueden contemplar más de 150 piezas y accesorios ferroviarios que descubren los diferentes materiales con que se fabricaron hasta llegar al plástico y los procedimientos técnicos utilizados, desde la metalgrafía al estarcido, así como las diversas tipologías y modelos.
La exposición, como afirma su comisario, José Antonio Quiroga, es un recorrido por la historia de España a través de los trenes, que van pasando de los impulsados manualmente, a los que tienen vías, y de los de cuerda a los eléctricos, que lanzaron en 1931 Payá Hermanos, fabricantes también de la Mastodonte de mercancías, que circulaba en los años veinte y treinta y tuvo que ser ensamblada en Alemania, o de la locomotora Santa Fe con ténder de 1945. Se pueden contemplar además modelos con soldadura eléctrica de Josfel de la década de los cuarenta, además de otros diseños de Jyesa de los asesenta. Diez años más tarde, Ibertren hizo una perfecta recreación del Talgo.
El centro de la sala lo ocupa una gran vitrina en la que se ha montado un circuito ferroviario por el que circulan los trenes y que incluye estaciones como la Monumental de Paya o la de Manamo, puentes, pasos a nivel de barrera de Rico, grúa de pórtico con movimiento de traslación, cantina, señalizaciones, luces, túneles y hasta viajeros de plomo pintados a mano que esperan la llegada del convoy.
Teatro de papel de 1916
Destaca en la muestra un teatro para niños de cartón y papel construido por Seix Barral en 1916 que recrea la estación de Francia de Barcelona y contiene una locomotora de Paya de 1923. Incluía libretos para que los niños pudiesen representar en él diversas obras, como '¡Viajeros al tren!'. También están expuestas cuatro hojas dedicadas al ferrocarril de los recortables que ofrecía Chocolates Uña de Valladolid, así como álbumes de Bimbo y Toray, dioramas de Barsay, un tren de madera de Denia y el ferrobús y tres locomotoras de Jyesa.
La colección privada que la familia Quiroga-Monte comenzó a hacer en 1995 recorre 125 años de juguetes a través de 1.200 piezas, entre las que destacan las muñecas, que han mostrado por España. Sin embargo, es la primera vez que dedican una monográfica al tren.
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