martes, 9 de noviembre de 2010

El Tren


Rafael Roa ©

Siempre me han gustado los viajes en tren, y este vagón en concreto me encantaba,
era el vagón restaurante del tren Puerta del Sol Madrid - Paris, durante los '70 y
comienzos de los '80, ahora se encuentra en la estación de Delicias en el Museo del
Ferrocarril.
Allí hice esta foto para una publicidad de bolsos hace años, pero hoy voy a hablar de
los viajes en tren, de la magia de esos antiguos vagones con un estilo decadente,
y de como se producían de forma natural conversaciones con viajeros que no conocías
sobre todo en trayectos largos por Europa, un París - Copenhague o un un Bucarest-
Belgrado - Amsterdam, daban mucho juego en esa época, cuando había
fronteras y la gente era más comunicativa, se comentaban las incidencias del viaje,
o te preguntaban que hacías tan lejos de tu país, una pregunta banal daba pie a todo
tipo de conversaciones, a fumar un cigarrillo en el pasillo del compartimento o cenar
en esos vagones llenos de decadencia y glamour. También subía la policía de
fronteras, y al grito de "passport control" iban revisando compartimento por
compartimento acompañados de un revisor del país que se hacía cargo del convoy.
En algunas fronteras conflictivas de algunos países del Este no era tan divertido,
subían incluso con perros a los trenes y te sometían a registros de equipajes, pero
aún así era una forma más humana de viajar, se establecía una camaradería ocasional,
breve e intensa con los compañeros del compartimento.
Esas viejas formas de viajar y esos usos en las relaciones ya no existen, ahora todos
van concentrados con sus cascos en el portátil, IPad o móvil de última generación,
los trenes se han convertido en ataúdes de alta velocidad donde hablar esta mal visto,
y se fulmina al vecino con una mirada inquisitorial, los tiempos cambian y con ellos
las costumbres, y la civilización avanza desde la nada hasta estas altas cotas de 
miseria que diría Groucho Marx.

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